Estuve en este hotel boutique por dos noches a finales de Septiembre de 2012, mi esposa y yo compramos un cupón de promoción, Guanajuato siempre es un buen lugar para pasar un fin de semana y nos queda a solo 3 horas manejando. Fue una experiencia bastante grata, el hotel, sin ser lujoso, es una de las mejores elecciones que puedo imaginar en Guanajuato, principalmente por su ubicación privilegiada y su concepto, sobrio, pero sencilla la vez.
Al estar en el corazón de Guanajuato, el hotel no cuenta con estacionamiento así que debes de llegar caminando, si no eres un experto en las calles de lugar eso puede tomarte un poco de tiempo y energía, pero una vez que llegas, entregas tus llaves del auto (para que lo lleven a una pensión) y te olvidas de manejar por el resto de tu estancia. La habitación, al menos las que nos asignaron, aunque bien decorada, es bastante básica, tal vez si necesite un poco mas de muebles para evitar que el cuarto se vea desordenado con las pocas cosas que saquen los huéspedes. Esto se acentúa más en el baño, que no contaba con ningún espacio para colocar la ropa (ni siquiera la tapa del WC, por que solo tenía el asiento) y esta acababa irremediablemente en el suelo o en la habitación; esto puede no representar ninguna desventaja cuando se viaja en pareja, pero puede ser difícil de manejar en otros casos. Además al ser el WC automático, operado por una mirilla óptica, al no existir la tapa, en ocasiones tiraba agua solo si entrabas a lavarte los dientes. La habitación esta muy bien aislada del exterior y si no te toco ventana puedes ni saber que hora del día es, nuestra habitación tenía una ventana interior lo cual no creo que sea tan buena idea. Al parecer hay una construcción al lado del hotel en este momento, nuestra primera noche nos levanto muy temprano con el sonido de martillos, no muy molestos, pero ahí estaban.
Los servicios del hotel son fantásticos, si bien pasábamos la mayor parte del día disfrutando la ciudad (te puedes ir a la mayoría de las atracciones de Guanajuato y volver a tu hotel si quieres guardar algo que compraste o ir al baño, es practiquísimo), procuramos comer y desayunar 2 veces en el restaurante del hotel, la cocina es realmente de lo mejor de la ciudad. La pequeña alberca-jacuzzi con agua caliente es ideal para después de una tarde de largas caminatas y la terraza es perfecta, mi esposa y yo comprábamos café en el Starbucks ala vuelta y los disfrutábamos en esa terraza a medianoche viendo la ciudad, uno de mis recuerdos favoritos. Nuestra primera noche fuimos al teatro principal (30 segundos caminando!) a un concierto de la filarmónica, y a la mañana siguiente pudimos saludar al director invitado y a la soprano invitada en el restaurante desayunando!
Los empleados muy amables y eficientes, el elevador fallo por algunas horas el primer día pero no fue mayor problema. Volveré encantado.
Room Tip: Prefieran un cuarto con vista a la calle =)