lunes, 3 de octubre de 2016
Casa Tomás
El sábado vi como un bato le dio 50 pesos a un artista callejero para que se “fuera a cantar a otro lado” y lo dejara seguir disfrutando de su velada en la terraza de un restaurante español. Yo estaba en la mesa de al lado y tuve sentimientos encontrados, por un lado el artista era la cuarta persona que llegaba a pedir o vender algo a los que estábamos en el restaurante y pues si es un poco inoportuno. Por otro lado, quienes tenemos el privilegio de tener lo suficiente hasta como para ir a un restaurante en sábado por la tarde mínimo deberíamos aguantar vara de que estas cosas ocurran.
El artista solo se movió un par de pasos, se veía que le molestó el asunto y le tomó por sorpresa, el compa puso cara de encabronado cuando el artista comenzó a cantar de nuevo.
Yo estuve tentado a darle 100 pesos para que cantara más fuerte, pero mi cabeza era un remolino de ideas encontradas.
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