martes, 16 de octubre de 2012

Caminando por la ciudad


Hace ya varios fines de semana Edgardo me invito a hacer uso de ooootro groupon . En parte como agradecimiento por haberme hecho cargo de su Beagle durante su viaje a Chicago y en parte nomas por el gusto;  es muy frecuente que compartamos groupones, o al menos cenas en pareja,  idas al cine y demas bla bla blas de “gente mayor” . El caso es que nos invito a usar uno que habia comprado hacia ya algunos meses.  Se trataba de una “mariscada para cuatro” en  Santro Pez un restaurante que ya tiene algunos años en la escena y que yo no habia conocido debido principalmente al hecho de que rarisimas veces se me antoja comer marsicos y cuando lo hago pues casi siempre son mas bien “Tacos de Pescado estilo La Paz” (Los Compíos!); no estoy muy seguro si no me gustan los mariscos o si lo que realmente no me gustan son las marisquerias, que en Guadalajara, la mayoria son “estilo Sinaloa” con musica de banda, mesas de lamina de refresqueria, gente mal encarada en la mesa de al lado y demas, y para rematar nada baratos. Aunque claro como en todo hay excepciones.

Santro Pez podria ser una de esas excepciones, el lugar me recordo mas a una marisqueria de Ensenada que a lo tipico que tenemos en Guadalajara, no diria que el lugar tiene un ambiente que me gusta, pero al menos no me senti intimidado-encabronado-estafado como en otros lugares (semanas despues fui a “La Perla del Pacifico” con un grupo de amigos y en cuanto comí me desaparecí).  El Groupon resulto ser vasto, rico, aunque como siempre acabamos pagando un poco mas para quedar agusto. De hecho hasta perdi una promocion de Foursquare (una cerveza gratis en tu primer check-in) y pues no puedes acumular promociones.

Lo que en realidad queria platicar fue algo que vi cuando ibamos hacia el restaurante. El lugar queda a unas 5 cuadras de casa de mi amigo, en la ultima parte de la zona restaurantera de la Colonia Providencia  asi que decidimos caminar desde ahí. Y cuando faltaba una cuadra para llegar vimos policias armados en las esquinas (vestidos onda militar)  y unos 5-6 guaruras nada discretos regados por las calles, enseñando su arma y hablando por su audifono. No estaban en Santro Pez pero estaban en algun establecimiento vecino. Cuando me preguntaron si preferia adentro o afuera, pues pedi andentro “por si acaso se arma la balacera en la calle”.

No tengo idea si el que habia decidido ir a comer o a “arreglar negocio” a ese restaurante era un politico o un mafioso (o tal vez ambos), pero si creo que con todo el dinero que ganan, no tienen derecho a apropiarse de la ciudad de esa manera,ni a convivir en los mismos espacios que los demas, que se lleven el restaurante a su casa o que se vayan a comer a otro país, para las dos cosas tienen suficiente dinero y arriesgan menos su vida y la de los demas. Pero claro, parte de la gracia de andar en tales lidies es la oportunidad de poder hacer lo que te pegue la gana en espacios de convivencia  publica, por eso se quedan aquí a pesar de sus millones, por que en otros lugares nadie se les pondra como tapete.

En fin, el postre lo tomamos en el “Café punta del Cielo” y valio mucho la pena tambien.

1 comentario:

Ingrid dijo...

Es muy raro que a la gente adulta no le gusten los mariscos, a mí me encantan menos el pulpo y el abulón.

Es una pena que Gdl sea tan bonito que desde hace décadas esté plagada de delincuentes que la eligen y como dices tú, se apropien de espacios.

Cuídate mucho, neta que esas cosas son muy tristes y además peligrosas.

Saludos!